Autor: Inka Martí
Colección: Imaginatio Vera
Edición: 1ª
Formato: 14 x 24 cm
Encuadernación: Rústica
Páginas: 160
Material para prensa
Cuaderno de noche
Inka Martí
El sueño es el más antiguo de los géneros literarios. Constituye el relato primordial y el acervo de imágenes míticas de cada cultura, pero también los cuadernos de sueños tienen una larga tradición histórica. Sinesio de Cirene escribe en el 405 de nuestra era que toda persona que quiera saber sobre el otro plano de su vida ha de tener su diario de noche. Infinidad de figuras relevantes han dejado testimonio de su vida onírica, aunque para la mayoría de los escritores el onirismo haya sido solo un pretexto para tejer juegos literarios. El valor de este libro radica precisamente en todo lo contrario. Su autora no se sirve de ninguna visión nocturna para elaborar una forma artística. Su poética consiste en ofrecer un testimonio veraz de cómo discurre la vida en sueños, pues todo lo recordado pasó al papel, nada más despertar, sin variaciones ni añadidos; y así, de los cerca de mil sueños que Inka Martí fue registrando entre diciembre de 2000 y febrero de 2011, este breviario recoge sesenta y cinco escenas significativas de su universo onírico.
Hay sueños pequeños y sueños grandes, dice la psicología analítica. Los primeros son brotes fragmentarios y tumultuosos de la fantasía nocturna subjetiva. Los segundos provienen de las capas más profundas del psiquismo y giran en torno a imágenes simbólicas transpersonales que podemos reconocer en la historia del espíritu humano. A esta segunda clase pertenecen la mayoría de las visiones de este libro. Por eso su poética ostenta una fuerza y una belleza especiales: la belleza natural que brilla en los mundos opacos. Esa narración desnuda y viva que viene de la otra parte.
«Aparece un ser volador con dos alas muy pequeñas, transparentes. Se abalanza sobre mí, y a pesar de su reducido tamaño, me tumba en el suelo; se coloca encima, y me sujeta los brazos con las palmas de las manos mirando al cielo. Con sus uñas rasga la piel del interior de mis antebrazos y abre cuatro regueros de sangre. Después coloca su cara encima de la mía, muy cerca, y echa un chorro de saliva cristalina en mi boca.»
Inka Martí es periodista, trabajó durante varios años presentando programas culturales e informativos de TVE. Ha publicado dos libros para niños, Otto (Barcanova, 1999) y El cavaller de pedra (Museu d'Art, 2006). Las fotografías de cubierta y el Autorretrato noctívago son de Inka Martí.
Reseñas
«Es un libro personalísimo.»
Anton Castro, El Heraldo de Aragón
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«Cuaderno de noche es un tejido de textos breves, perfectos, conmovedoramente humanos.»
Élmer Mendoza, El Universal (México)
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«Como si de poemas líricos se tratase, aquí las notas dominantes son la concisión, que intensifica lo narrado, y la claridad, que lo hace inmediatamente accesible. Y ello sin perder esa aura de misterio que adorna lo onírico.»
Fernando Castanedo, Babelia (El País)
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«Cuaderno de noche se lee como un libro de poemas que entremezcla sensaciones de forma brusca y sorprendente. No necesita más narratividad que la que liga las palabras que dan vida a imágenes y presencias.»
Pepe Ribas, Cultura/s (La Vanguardia)
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«(...) y no pueden ser transformados en literatura: que "son" literatura en todo su esplendor, extraída de un lago profundo y oscuro.»
Patricio Pron, ABC de las Letras
«Inka Martí nos abre generosamente el cofre de sus sueños. Y paseamos en su vida onírica por mundos que tienen algo de esos bosques primigenios de los relatos tolkinianos.»
Toni Iturbe, Qué leer
«La periodista, editora y escritora catalana también hace doblete. En Atalanta, Cuaderno de sueños recoge, con escritura tan directa como esmerada, 65 microrrelatos surgidos, tras anotación fehaciente, de sus propias experiencias oníricas. La narración, con limpia y desnuda palabra poética, congrega animales y personas en diversos e inquietantes escenarios –paisajes, edificaciones–, a menudo acechados por la muerte. Es un universo delicado, misterioso y muy sugerente.»
Manuel Hidalgo, El Mundo
«Un libro de lectura (per)turbadora, en todo caso, porque el lector/lectora no puede evitar sentirse como voyeur/voyeuse de un inconsciente ajeno: a lo largo de la lectura he tenido la inquietante sensación de que miraba a través de la cerradura con permiso de quien me había dejado fuera de la habitación.»
Manuel Rodríguez Rivero, Babelia (El País)
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«Sugieren claramente esto último las imágenes de la portada del libro y las compiladas en Espacios Oníricos, en las que vibra la mirada de los ojos del sueño, y que hacen tal vez encajar a Inka Martí en la definición de ‘psicotopógrafo’ de Victoria Nelson: aquél o aquella que describe o representa imágenes de las regiones internas a través de la imagen de un paisaje exterior.»
Alicia Guerrero Yeste, Koult
«[…] bellas historias que carecen del convenio tirante del nudo y desenlace que adjudica la razón; debido a ello, las imágenes quedan suspendidas y ondulantes en la memoria del que lee, como los reflejos cristalinos de las fotografías que componen la serie Espacios oníricos, publicadas en Issuu por Inka Martí de forma paralela a esta obra.»
Marina P. de Cabo, Mercurio
«Los sesenta y cinco sueños del libro -el mismo número de los que aparecen en las recopilaciones de los que Kafka dejó dispersos en sus cartas y en sus diarios- son de la materia impalpable y huidiza del espejo y del agua. Mejor dicho, no son sesenta y cinco sueños, sino sesenta y cinco relatos que toman como base el recuerdo de un sueño que viene de otro tiempo –el tiempo abolido- y de otro espacio –el no lugar, la utopía- [...] Una realidad que intenta captar este libro que evita la hermenéutica y abre la puerta para que -vuelvo otra vez a Borges- el arte de la noche penetre en el arte del día.»
Santos Domínguez, Encuentros con las letras
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«Inka Martí nos regala sus sueños, la literatura de algunos de sus sueños: esa intimidad y esa confidencia de asuntos arraigados en lo más profundo de su ser; esas imágenes oníricas, ese laberinto o encrucijada de vivencias de una realidad distinta, o complementaria, quizá hasta más lúcida y parte indisoluble de nuestra realidad. En una prosa que se va difuminando en el mismo sueño, en una prosa elegante, a veces un tanto hermética, cercana no poco a lo lírico, a lo más interior de las propias palabras, de la propia vida.»
Guillermo Urbizu