El hombre que amaba las islas

D.H. Lawrence

Ars Brevis

Pocos autores en el siglo XX han sido tan discutidos y polémicos como David Herbert Lawrence. Algunas de sus novelas fueron prohibidas en Inglaterra por obscenas, y a pesar de haber revolucionado la técnica novelística, su estilo ha sido a menudo cuestionado; T. S. Eliot llegó a decir en una de sus pataletas que sus novelas estaban «extremadamente mal escritas», cuando lo cierto es que sus relatos poseen una vida propia que, como dice E. M. Forster, «es fácil de criticar pero imposible de olvidar».

Los tres relatos que forman este volumen son la mejor muestra de su última época. «La mujer que se fue a caballo» evoca con brío el asombro, la belleza y el alejamiento, casi inhumano, de las tribus indígenas de las montañas. Su protagonista es una mujer soñadora que escapa de la vida convencional para irse a vivir con unos indios que la llevarán a encontrar algo muy distinto de lo que en principio creía buscar; la mujer aceptará un terrible destino y la fuerza mágica del cuento hará que todo resulte completamente verosímil. «El gallo huido», escrito algunos meses antes de su muerte, es un relato no menos asombroso. Lawrence cuenta su propia versión de un conocido episodio del Nuevo Testamento utilizando el sexo como ejemplo y trasfondo para su propio sentido mítico de la vida. La fábula no deja respiro y también resulta del todo real. Las tres secuencias finales de «El hombre que amaba las islas» forman, a la manera de los cuentos filosóficos de Hawthorne, una vigorosa parábola sobre los peligros del aislamiento, si bien es verdad, como dice el escritor mexicano Juan Villoro en su rica y penetrante semblanza, que «en sus cuentos, Lawrence contiene su tendencia de mitógrafo: no escribe parábolas sino historias que admiten lecturas múltiples».

Reseñas

«Quién desee leer algo diferente será recompensado con este tomo... el espléndido prólogo de Juan Villoro deberá leerse al final de modo que el lector sentirá que el libro se prolonga, pues es una lástima que se acabe.»
José Luis de Juan, Bellver
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«"Arco de sangre" titula Juan Villoro la excelente semblanza de D. H. Lawrence que ha preparado como prólogo de El hombre que amaba las islas, una colección de tres magníficos relatos de la última época de D. H. Lawrence que publica Ediciones Atalanta en su colección Ars brevis.»
Santos Domínguez, Encuentro de lecturas y lectores
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«En este exquisito volumen de Atalanta se presentan tres narraciones de sus años finales, en traducción impecable de Jordi Fibla y prólogo muy orientativo de Juan Villoro.»
La Vanguardia

«Guiada por el aforismo de Shakespeare «la brevedad es el alma del ingenio», la editorial Atalanta ha publicado dos libros de cuentos que son un ejemplo de exquisito gusto literario y a la vez modelo de buen hacer en arte de la edición.»
Antonio Paniagua, El Norte de Castilla
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